El oasis de las mujeres retratadas por Theresa Parker Babb
Llegar a un archivo fotográfico deslizando un dedo por la pantalla del teléfono móvil puede parecer poco sorprendente, pero cuando en la imagen aparecen cinco mujeres de finales del siglo XIX posando ante el objetivo mientras beben un refresco a morro, la cosa cambia. Todavía más impactante resulta descubrir que quien apretaba el click era una mujer: Theresa Parker Babb (Camdem, Maine, 1868-1948).
Tras buscar información sobre ella apenas se encuentran cuatro datos biográficos y ninguna referencia a la calidad de sus fotografías: un vasto archivo donde las protagonistas indiscutibles son las mujeres.
Las editoras de Comisura, quienes buscamos crear un remanso de publicaciones híbridas donde fotografía y literatura se den la mano, no pudimos desviar la mirada del sendero que nos dejaba entrever Theresa Parker Babb. Por eso, inspiradas por la modernidad de sus imágenes y por los vacíos inevitables que dejaban, decidimos contactar con cinco escritoras contemporáneas (Valeria Mata, Pilar Bellver, Sara Torres, Marta Jiménez Serrano y Rosario Villajos) para que imaginaran una ficción a partir de la selección de seis fotos de su archivo. El resultado: el libro que hemos titulado Querida Theresa, en un intento de conversación epistolar entre aquellas mujeres creando y disfrutando de sus escapadas sin maridos ni hijos, con nosotras, las creadoras contemporáneas que admiramos la obra de esta artista olvidada.



A raíz de este artefacto hemos tenido la posibilidad de dar a conocer las fotografías de Theresa Parker Babb a través de una exposición que no hubiera sido posible sin el apoyo de LENS: Escuela de Artes Visuales (Paseo de la Esperanza, 5. Madrid). La exposición, disponible en la sala The Showroom hasta el 15 de mayo, cuenta con cerca de 30 fotografías y fragmentos de textos de las autoras que participaron en el libro.
No hemos podido resistirnos a compartir los interrogantes que nos invaden con aquellas personas que quieran acercarse al universo de la artista: ¿Cómo es posible que no se haya escrito ningún artículo académico sobre su obra?, ¿quiénes son esas mujeres que figuran por sus fotografías?, ¿por qué aparecen dos de ellas casándose?, ¿cuántos archivos de mujeres seguirán esperando a ser revalorizados?
Para intentar abarcar una suerte de respuesta hemos organizado varias mesas redondas donde escritoras, fotógrafas y profesionales de la cultura conversan sobre las fotografías. Así, el pasado 3 de febrero tuvo lugar la inauguración de la exposición con la mesa redonda moderada por Ana Folguera y con la participación de la fotógrafa y editora Laura C.Vela, junto con las escritoras Marta Jiménez Serrano y Rosario Villajos. A lo largo de esta sesión reflexionamos sobre cómo las autoras se habían acercado desde la palabra a las imágenes, de cómo la presencia del cuerpo femenino se revela sin las restricciones severas de la época y es de vital importancia en sus escritos, de la amistad como eje principal y la indiscutible actualidad que desprenden las escenas posadas o totalmente improvisadas de estas mujeres.


La segunda mesa redonda aconteció el viernes, 10 de febrero, y giraba en torno a “La representación de la mujer en la historia de la fotografía”, para ello, contamos con la presencia de las fotógrafas Elisa Miralles y Raquel Bravo, en compañía de la gestora e historiadora Semíramis González.
De este encuentro surgieron varias reflexiones interesantes: Semíramis ponía el foco en la importancia de la persona que decide conservar el archivo como valioso, ya que nos permite poder estar conversando hoy en torno a él. En el caso de Theresa Parker Babb, fue su hijo, y también lo fue en el caso de Vita Sackville-West, quien guardó las cartas de amor que se enviaban su madre y Virginia Woolf. También pone sobre la mesa el interés que le suscita la performatividad de las fotos: ¿qué pasaba antes y después del posado? Hay un juego y una complicidad ante la cámara.
Por su parte, Raquel Bravo compartía que le llamaba la atención el hecho de que fueran fotos de mujeres que se representan entre ellas y aparecen en una especie de hermandad llevando a cabo actividades sin pretensión de agradar al espectador. Decía: “En la mayoría hay mucho posados, mucha representación ante la cámara de fantasías, de ilusiones, de deseos, y siempre las vemos activas (comiendo, en grupo, malhumoradas…). En la fotografía decimonónica los hombres emprendían negocios, exploraban y se enriquecían; sin embargo, las mujeres se quedaban en casa y retrataban el ámbito doméstico. La esfera pública siempre ha quedado registrada, pero la esfera doméstica no se ha conservado ni representado”. El motivo, quizá, es el que ya se mencionaba anteriormente: tanto para que algo se conserve como para que se muestre, alguien debe considerarlo valioso.
Fruto de la reflexión sobre la obra de Theresa Parker Babb y del paso de los años resulta esperanzador ver cómo en la actualidad se comienzan a revalorizar estos trabajos.
Elisa Miralles confesaba el alivio que le había provocado ver cómo mujeres de hace más de 120 años tenían un reducto para compartir y mantenían un vínculo muy fuerte entre ellas: “había muchísima sororidad e intimidad y ese vínculo se establecía en entornos naturales, donde la naturaleza parecía actuar como una especie de pegamento entre ellas. Me sorprende ver cómo en una sociedad tan conservadora ellas tenían su oasis personal. Creo que ha llovido mucho desde entonces, pero que todavía compartimos heridas”.
El próximo viernes, 24 de febrero, a las 20.00h tendrá lugar la tercera y última mesa redonda que abordará cómo es trabajar a partir del archivo fotográfico. Tendremos el honor de contar con el fotógrafo y escritor Paco Gómez, que dialogará con la escritora y editora Sabina Urraca.
Os esperamos,
Carlota Visier
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